Abel Azcona cierra Amén o La Pederastia con una performance catártica y cargada de dolor
No fue nada fácil lo que hizo Abel Azcona el pasado 22 de febrero en el Museu de l’Art Prohibit. Han pasado 8 años desde que empezó a realizar la pieza Amén o La Pederastia; y para cerrar proyecto, el artista lo hizo mediante un proceso de casi dos horas con el visionado de actos de persecución a la obra, una conversación íntima sobre la misma y una performance recordando que cada hostia lleva una historia de dolor detrás. Para él, la pedofilia es “una de las mayores lacras de la historia” y considera que la iglesia católica es “una organización criminal”.
Documentar todo el proceso para que no se pierda lo que hay detrás de la pieza es una de las fijaciones del artista. Por ello ha realizado unas piezas con la principal documentación que la acompaña. Tras años de denuncias, causas judiciales abiertas y exilio, el pasado 22 de noviembre se archivó oficialmente la última causa en el Tribunal de Estrasburgo al que había acudido Abogados Crisitanos para demandar a España por “auspiciar al artista más blasfemo de la historia”.
Azcona que después de realizar este trabajo confiesa que le ha costado mucho entender que el abuso sexual es el pan de cada día, está convencido que “el aborto es una de las mayores medidas de la protección a la infancia que existe”.
Autor de obras procesuales que se mueven en los territorios del abandono y los malos tratos, Abel Azcona se ha consolidado como uno de los performers españoles con más proyección internacional. Amén o La Pederastia se puede visitar de manera permanente en el Museu de l’Art Prohibit.